lunes, 14 de enero de 2013

Viviré con el pecado.

Querido tú:
Aquí las cosas suceden a veces muy rápidas, y a veces nos resultan inexplicables. Crees ser fuerte y un día, sin más, te desmoronas. Crees ser débil y al siguiente, sin más, sacas fuerzas de donde no las hay o te encuentras obligada a superar tus límites. Para tu sorpresa, acabas descubriendo que no existen esos límites, que todo está en tus manos y en tu capacidad de doblegar a la adversidad. Ríes y lloras. Cantas y sufres. Justamente porque valoro cada día más la vida y lo que hago en ella, hoy necesitaría de tu mano y tu aliento, tu cariño y tu amor. La gran pregunta es: Lo tengo?
Es hora de tomar decisiones.
Cuéntame cómo estás, qué piensas, si todavía me quieres.
Cuéntame de qué color es nuestro cielo porque la tierra no siempre es sólida bajo nuestros pies, y si perdemos el cielo..., qué nos queda?
Llamar?
Tuya, Sininen.
                                                                    (Llamando a las puertas del cielo)


                   Qué más me da romper este silencio?
                   Sé que todos me odiáis, arded en el infierno.
                                                                                                       Sininen

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